Acabemos con el expolio de los viejos olivos y otros árboles centenarios
Cientos de olivos centenarios del sur de Europa, algunos con más de mil años de edad, son cada año arrancados de cuajo y vendidos como adornos para jardines, urbanizaciones, rotondas y campos de golf en países tan lejanos como Estados Unidos o los Emiratos Árabes. Un alto porcentaje no soporta el trasplante y muere por el camino, pero el elevado margen comercial logrado asume con alegría las pérdidas.
Por eso te pido que me ayudes a detener a este expolio. Firma para que el Parlamento Europeo se comprometa a proteger estas joyas de nuestro patrimonio.
El negocio va en aumento a pesar de que cada vez quedan menos de estos árboles monumentales en los países del Mediterráneo. Se llegan a pagar fortunas. Un millonario francés gastó 64.000 euros en un olivo milenario arrancado en Portugal. ¿Y para qué quiere un millonario un árbol tan viejo y grandioso? Lo has adivinado: para llevárselo a su chalet. Único, irrepetible, ese pedazo de historia es además uno de los seres vivos más viejos del planeta, pero para los caprichosos tan sólo se trata de un objeto de colección/especulación.
El dinero no se repartirá por igual. A sus propietarios les habrán pagado apenas 1.000 euros por cada uno de ellos. El resto son ganancias para los especuladores.
Igual que hace 150 años los ricos norteamericanos venían a España para llevarse por cuatro perras iglesias románicas piedra a piedra, ahora permitimos el mismo expolio con nuestro patrimonio natural.
Gracias a una ley de Patrimonio Arbóreo Monumental, la Comunidad Valenciana prohíbe desde en 2006 el arranque de olivos y otros árboles singulares que tengan más de 350 años o seis metros de perímetro. Para entonces ya habían desaparecido miles, pero los supervivientes son ahora un importante recurso turístico. Y su aceite se vende a precios increíbles.
No ocurre lo mismo en Andalucía, Murcia, Extremadura, Cataluña o Aragón, donde todavía hoy se permite su desarraigo y venta. En Francia y en Italia no está autorizado el arranque pero se acepta la compra de ejemplares provenientes de otros países como España, Portugal, Grecia o Marruecos. Seres milenarios, al carecer de una protección legal son tratados como inertes esculturas o puro mobiliario urbano.
Desde la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente el proyecto LIFE+ BIGTREES4LIFE, cofinanciado por la Unión Europea y la Diputación de Valencia, trata de evitarlo con una serie de acciones de comunicación, pero conocer el problema no es suficiente. Hay que atajarlo.
Es preciso detener este expolio intolerable de nuestro patrimonio natural y cultural mediterráneo, de nuestro paisaje. Por eso, pedimos al Parlamento Europeo que apruebe una declaración donde invite a todos los países a proteger los viejos árboles y prohíba tanto el arranque como su comercio. ¿Nos apoyas con tu firma?
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