Olmos resucitados recuperan a los árboles de la palabra
El pobre Pantalones se enfrenta a la que será probablemente su última primavera. Elviejo olmo del Real Jardín Botánico de Madrid, 226 espectaculares años y un tronco bifurcado a modo de pantalón plantado patas arriba, está muy enfermo. Agoniza. El machadiano árbol tiene el corazón podrido.
Grafiosis lo llaman. Un hongo letal y sin cura responsable de la muerte de millones de olmos ibéricos, algunos tan simbólicos como el Árbol de la Música de Soria; otros tan queridos en mi infancia burgalesa como la impresionante olma de Riocavado de la Sierra.
Por suerte, como al viejo olmo seco de Machado, algunas hojas verdes le han salido a tan amenazada especie. Esperanzadores brotes verdes germinados por las expertas manos de los ingenieros de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid, gracias al proyecto LIFE+ “Olmos Vivos”.
La mala noticia es que los investigadores no han logrado encontrar ningún remedio eficaz contra el hongo ni contra el escarabajo que lo propaga. La buena noticia es que gracias a la ingeniería genética han podido seleccionar siete clones resistentes a la enfermedad entre los más de un millar evaluados. Y con ellos están comenzando a plantarlos por esos Campos de Castilla de los que hace casi medio siglo habían desaparecido.
Eran los árboles de la palabra y habían enmudecido. Ya nadie buscaba su sombra para charlar en las canículas de agosto, buscando a ese mismo viejo testigo vegetal que conoció nuestros juegos infantiles, nuestros amores juveniles, nuestras frustraciones adultas, nuestros cansancios y desilusiones; que dio cobijo a risas y llantos, a discusiones y peleas, cantos y romerías. Ese árbol de la palabra y de la vida, refugio de unos gorriones últimamente igual de amenazados.
Vuelven los olmos de la palabra a plazas y pórticos de las iglesias, y lo hacen como siempre lo hicieron: en forma de frágiles retoños. Con calma botánica.
Nuestra estresada sociedad exige árboles grandes, centenarios, y los arranca de un lugar para llevárselos mutilados a otro, pero los ritmos de los olmos son diferentes.
Si queremos volver a disfrutar de la sombra acogedora de ejemplares monumentales, nada más sencillo que esperar un par de siglos. Nosotros no los disfrutaremos, es verdad, pero esa es la grandeza de plantar árboles.
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Ayuda a encontrar olmos vivos
Para poder continuar recuperando las perdidas olmedas es necesaria tu colaboración. Los investigadores del proyecto LIFE+ Olmos Vivos están buscando ejemplares de olmos ibéricos de gran tamaño que hasta el momento hayan sobrevivido a la grafiosis. De entre todos los ejemplares localizados, un importante número de ellos serán seleccionados para su propagación mediante técnicas de cultivo in-vitro y poder ser incorporados al Programa Nacional de Conservación y Mejora de los Olmos Ibéricos con el objetivo de evaluar su tolerancia a la grafiosis mediante ensayos de inoculación.
Si conoces alguno de estos olmos que superen aproximadamente los 40 centímetros de diámetro a 1,30 metros del suelo, rellena elformulario que hay en este enlace.
Y si no tienes muy clara su identificación, puedes ayudarte con el pequeño manual de “Aprende a distinguirlos“.
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