sábado, 23 de abril de 2016

La memoria de los árboles

La memoria de los árboles
La naturaleza lleva una contabilidad exacta del tiempo

La naturaleza lleva una contabilidad exacta del tiempo.La naturaleza lleva una contabilidad exacta del tiempo. Getty
El cuerpo humano no registra la fecha de sus heridas. Examinando la cicatriz de tu pierna, la ciencia no puede determinar en qué año te caíste de la bicicleta; la biopsia no revela la antigüedad de un cáncer. Los cuerpos de los árboles, en cambio, recuerdan las glaciaciones, las plagas, los incendios o terremotos: todos y cada uno de los intentos de invasión que han sufrido a lo largo de sus vidas. Esa información está grabada con precisión en sus anillas concéntricas. La dendrocronología es la ciencia que estudia esas fiables bases de datos. Fue fijada como disciplina académica por A. E. Douglass, fundador en 1937 del Laboratorio de Investigación de los Anillos de los Árboles en la Universidad de Arizona, que todavía sigue siendo el más importante del mundo.
Pero que un árbol no nos impida ver el bosque: lo importante es que Douglass creó escuela. Sus métodos enseguida se expandieron hacia la arqueología (muchas construcciones primitivas estaban hechas con madera), la hidrología (los árboles también registran los flujos de agua) y sobre todo la climatología (las plantas son puertas de acceso a las cuatro estaciones de cada uno de los últimos cientos o miles de años pasados). Son muchas las universidades norteamericanas y del resto del mundo con departamentos especializados en dendrocronología. En el Cono Sur hay dos de gran prestigio: el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales, con sede en Mendoza, Argentina, y el Laboratorio de Dendrocronología de la Universidad Austral de Chile. Allí se descubrió que, tras la norteamericana Pinus longaeva, con hasta 4.500 años de vida, el alerce es la especie más antigua del mundo: les permitió reconstruir las temperaturas en la zona de los últimos 3.622 años.
¿Son los árboles la piedra Rosetta que permite traducir el idioma de la naturaleza? En Suiza –territorio neutral– se encuentra el Instituto Federal para la Investigación en Bosques, Nieve y Paisaje, que impulsa diversos archivos, como la Bibliografía de dendrocronología, que indexa más de 11.000 referencias en la materia, y el Glosario multilingüe de dendrocronología, que traduce 351 términos especializados a media docena de idiomas. Le pregunto a su creadora, Michèle Kaennel, cómo fue la gestación de ese diccionario: “Por cada idioma reuní equipos de hasta 50 profesionales de distintas disciplinas y trabajamos en red, asesorados por los máximos expertos internacionales”, explica. El año pasado fue comisaria de una exposición sobre el bosque fósil que se ha encontrado en plena ciudad de Zúrich: “Con 13.000 años, justo tras el retiro de los grandes glaciares alpinos, es el más antiguo y mejor conservado de este tipo”.
Observando microscópicamente esas anillas congeladas en el tiempo se puede acceder a un registro anual de la historia y de la prehistoria. “Próximamente, vamos a publicar en Nature un artículo con datos muy sorprendentes sobre un acontecimiento de la historia de Europa que nos han revelado las anillas de los árboles”, comenta entusiasmada. La escritura tiene unos 5.000 años de vida. Pero mucho antes de que los seres humanos inventáramos alfabetos, la naturaleza llevaba una contabilidad exacta del tiempo dibujando círculos en la leña y la savia. En ese idioma está escrito el auténtico Antiguo Testamento: cada una de las antiguas glaciaciones y diluvios e incendios.


Olmos resucitados recuperan a los árboles de la palabra

http://blogs.20minutos.es/cronicaverde/2016/04/23/olmos-resucitados-recuperan-a-los-arboles-de-la-palabra/


Olmos resucitados recuperan a los árboles de la palabra

Olmos
El pobre Pantalones se enfrenta a la que será probablemente su última primavera. Elviejo olmo del Real Jardín Botánico de Madrid226 espectaculares años y un tronco bifurcado a modo de pantalón plantado patas arriba, está muy enfermo. Agoniza. El machadiano árbol tiene el corazón podrido.
Grafiosis lo llaman. Un hongo letal y sin cura responsable de la muerte de millones de olmos ibéricos, algunos tan simbólicos como el Árbol de la Música de Soria; otros tan queridos en mi infancia burgalesa como la impresionante olma de Riocavado de la Sierra.
Por suerte, como al viejo olmo seco de Machado, algunas hojas verdes le han salido a tan amenazada especie. Esperanzadores brotes verdes germinados por las expertas manos de los ingenieros de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid, gracias al proyecto LIFE+ “Olmos Vivos”.
La mala noticia es que los investigadores no han logrado encontrar ningún remedio eficaz contra el hongo ni contra el escarabajo que lo propaga. La buena noticia es que gracias a la ingeniería genética han podido seleccionar siete clones resistentes a la enfermedad entre los más de un millar evaluados. Y con ellos están comenzando a plantarlos por esos Campos de Castilla de los que hace casi medio siglo habían desaparecido.Ademuz_hoja
Eran los árboles de la palabra y habían enmudecido. Ya nadie buscaba su sombra para charlar en las canículas de agosto, buscando a ese mismo viejo testigo vegetal que conoció nuestros juegos infantiles, nuestros amores juveniles, nuestras frustraciones adultas, nuestros cansancios y desilusiones; que dio cobijo a risas y llantos, a discusiones y peleas, cantos y romerías. Ese árbol de la palabra y de la vida, refugio de unos gorriones últimamente igual de amenazados.
Vuelven los olmos de la palabra a plazas y pórticos de las iglesias, y lo hacen como siempre lo hicieron: en forma de frágiles retoños. Con calma botánica.
Nuestra estresada sociedad exige árboles grandes, centenarios, y los arranca de un lugar para llevárselos mutilados a otro, pero los ritmos de los olmos son diferentes.
Si queremos volver a disfrutar de la sombra acogedora de ejemplares monumentales, nada más sencillo que esperar un par de siglos. Nosotros no los disfrutaremos, es verdad, pero esa es la grandeza de plantar árboles.
Ayuda a encontrar olmos vivos
Para poder continuar recuperando las perdidas olmedas es necesaria tu colaboración. Los investigadores del proyecto LIFE+ Olmos Vivos están buscando ejemplares de olmos ibéricos de gran tamaño que hasta el momento hayan sobrevivido a la grafiosis. De entre todos los ejemplares localizados, un importante número de ellos serán seleccionados para su propagación mediante Olmos vivostécnicas de cultivo in-vitro y poder ser incorporados al Programa Nacional de Conservación y Mejora de los Olmos Ibéricos con el objetivo de evaluar su tolerancia a la grafiosis mediante ensayos de inoculación.
Si conoces alguno de estos olmos que superen aproximadamente los 40 centímetros de diámetro a 1,30 metros del suelo, rellena elformulario que hay en este enlace.
Y si no tienes muy clara su identificación, puedes ayudarte con el pequeño manual de “Aprende a distinguirlos“.
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ROBLE ANDALUZ EN PUEBLA DE DON FADRIQUE














HUESCAR ARBOLES










ARBORETUM ALFACAR


PINOS GENIL

 A UN OLMO SECO
  Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

  ¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

  No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

  Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

  Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero 

te convierta en melena de campana, 
lanza de carro o yugo de carreta; 
antes que rojo en el hogar, mañana, 
ardas en alguna mísera caseta, 
al borde de un camino; 
antes que te descuaje un torbellino 
y tronche el soplo de las sierras blancas; 
antes que el río hasta la mar te empuje 
por valles y barrancas,  
olmo, quiero anotar en mi cartera 
la gracia de tu rama verdecida. 
Mi corazón espera 
también, hacia la luz y hacia la vida, 
otro milagro de la primavera.