domingo, 29 de abril de 2012
sábado, 14 de abril de 2012
http://www.flickr.com/photos/joseangelrodriguez/7076598255/in/contacts/
PUESTA DE SOL BAJO LA ENCINA
La encina es un árbol que ha estado rodeada de un gran simbolismo desde la antigüedad, a lo que alude el significado etimológico de su nombre científico (Quercus) que proviene del celta y significa "árbol hermoso". Si bien fue en la mitología griega donde alcanzó una mayor relevancia. Así se contaba que Zeus, dios de los dioses, se colocaba meditando debajo de una encina para encontrar respuestas válidas a sus dilemas, posiblemente recibiendo una puesta de sol como la de esta escena, que dedico a cuantos venís siguiendo de una forma tan amable mi trabajo. Con los deseos de que -como a Zeus- la encina os traiga las mejores respuestas a vuestras interrogantes.
JOSÉ ÁNGEL RODRÍGUEZ
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jueves, 5 de abril de 2012
Rosáceas Prunus dulcis Almendro
"Las blancas flores de estos hermosos árboles, que florecen en cuanto han desaparecido las heladas, reemplazarían para al-Rumaykiyya, la esposa adorada del príncipe, los copos de nieve que tanto había admirado un invierno en Sevilla".
Así lo expresa una leyenda recogida por Henri Pérès en su libro Esplendor de al-Andalus. El almendro, es un árbol caducifolio muy ramificado, de corteza gris, con ramificaciones de color verdoso. Las flores aparecen antes que las hojas y son de color blanco rosado. Las semillas son comestibles. Se recolecta desde julio a septiembre. Procede de Asia y Norte de Africa.
De estos árboles se afirma que son el anuncio del buen tiempo y el final de los frios invernales. Tiene algunas propiedades medicinales Las semillas se emplean en confitería y en la preparación de sopas y verduras. La variedad amarga contiene ácido cianhídrico, por lo que no se usa ya que puede provocar náuseas, transtornos respiratorios, hipotermia y asfixia. Veinte almendras amargas pueden ser mortales.
Las almendras se usan para tratar enfermedades de la piel, se confeccionan mascarillas de efectos nutritivos y revitalizantes. También se usan para curar quemaduras superficiales y dermatosis. La leche de almendras se ha usado por su valor nutritivo como complemento alimentario en casos de anemias, etapas de crecimiento e incluso embarazos. Ibn Awwam decía que " los hay de almendra gruesa, y de dulce pequeña, del tamaño del alfónsigo, y todos se plantan de la misma manera. Se planta en las montañas por ser amante del frio; y en la tierra muelle se cría el árbol muy corpulento y da fruto más abundante"
http://waste.ideal.es/almendro.htm
Así lo expresa una leyenda recogida por Henri Pérès en su libro Esplendor de al-Andalus. El almendro, es un árbol caducifolio muy ramificado, de corteza gris, con ramificaciones de color verdoso. Las flores aparecen antes que las hojas y son de color blanco rosado. Las semillas son comestibles. Se recolecta desde julio a septiembre. Procede de Asia y Norte de Africa.
De estos árboles se afirma que son el anuncio del buen tiempo y el final de los frios invernales. Tiene algunas propiedades medicinales Las semillas se emplean en confitería y en la preparación de sopas y verduras. La variedad amarga contiene ácido cianhídrico, por lo que no se usa ya que puede provocar náuseas, transtornos respiratorios, hipotermia y asfixia. Veinte almendras amargas pueden ser mortales.
Las almendras se usan para tratar enfermedades de la piel, se confeccionan mascarillas de efectos nutritivos y revitalizantes. También se usan para curar quemaduras superficiales y dermatosis. La leche de almendras se ha usado por su valor nutritivo como complemento alimentario en casos de anemias, etapas de crecimiento e incluso embarazos. Ibn Awwam decía que " los hay de almendra gruesa, y de dulce pequeña, del tamaño del alfónsigo, y todos se plantan de la misma manera. Se planta en las montañas por ser amante del frio; y en la tierra muelle se cría el árbol muy corpulento y da fruto más abundante"
http://waste.ideal.es/almendro.htm
Almendros en flor y versos de Lope
A la primera luz que al viento mueve,
trágico ruiseñor en la ribera,
joven almendro erró la primavera
y, anticipado, a florecer se atreve.
Pero trocando en átomos de nieve
el blando soplo al céfiro la fiera
mano de austro, en turbulenta esfera,
las flores desmayó (e)fímera breve.
Así mozo infeliz, cuando le advierte
el valle, el prado en flor anticipada,
desmaya ramas y pimpollos vierte.
Siendo de aquella fábrica dorada
tan breve el fin, que aún ignoró la Muerte
si fue con la descicha o con la espada.
[Copio el texto, con imperceptibles ajustes, que yo mismo edité en la Antología de la poesía española del Siglo de Oro (siglos XVI-XVII); Madrid: Espasa-Cape, 2007, 8ª ed. Col. "Austral", 472].
Publicado por Pablo Jauralde Pou
http://hanganadolosmalos.blogspot.com.es/search/label/Almendros%20en%20flor
trágico ruiseñor en la ribera,
joven almendro erró la primavera
y, anticipado, a florecer se atreve.
Pero trocando en átomos de nieve
el blando soplo al céfiro la fiera
mano de austro, en turbulenta esfera,
las flores desmayó (e)fímera breve.
Así mozo infeliz, cuando le advierte
el valle, el prado en flor anticipada,
desmaya ramas y pimpollos vierte.
Siendo de aquella fábrica dorada
tan breve el fin, que aún ignoró la Muerte
si fue con la descicha o con la espada.
[Copio el texto, con imperceptibles ajustes, que yo mismo edité en la Antología de la poesía española del Siglo de Oro (siglos XVI-XVII); Madrid: Espasa-Cape, 2007, 8ª ed. Col. "Austral", 472].
Publicado por Pablo Jauralde Pou
http://hanganadolosmalos.blogspot.com.es/search/label/Almendros%20en%20flor
CANCIÓN II (GARCILASO DE LA VEGA)
http://www.poesiacastellana.es/tus_poemas/tus_poemas/1_ver_poemas_por_listado_titulo.php?IDregistre=CANCI%D3N%20II%20%20%28GARCILASO%20DE%20LA%20VEGA%29&poeta=Vega,%20Garcilaso%20de%20la
1.
La soledad siguiendo,
rendido a mi fortuna,
me voy por los caminos que se ofrecen,
por ellos esparciendo
mis quejas d’una en una
al viento, que las lleva do perecen.
Pues todas no merecen
ser de vos escuchadas,
ni sola un hora oídas,
he lástima de que van perdidas
por donde suelen ir las remediadas;
a mí se han de tornar,
adonde para siempre habrán d’estar.
2.
Mas ¿qué haré, señora,
en tanta desventura?
¿A dónde iré si a vos no voy con ella?
¿De quién podré yo ahora
valerme en mi tristura
si en vos no halla abrigo mi querella?
Vos sola sois aquélla
con quien mi voluntad
recibe tal engaño
que, viéndoos holgar siempre con mi daño,
me quejo a vos como si en la verdad
vuestra condición fuerte
tuviese alguna cuenta con mi muerte.
3.
Los árboles presento,
entre las duras peñas,
por testigo de cuanto os he encubierto;
de lo que entre ellas cuento
podrán dar buenas señas,
si señas pueden dar del desconcierto.
Mas ¿quién tendrá concierto
en contar el dolor,
qu’es de orden enemigo?
No me den pena por lo que ora digo,
que ya no me refrenará el temor:
¡quién pudiese hartarse
de no esperar remedio y de quejarse!
4.
Mas esto me es vedado
con unas obras tales
con que nunca fue a nadie defendido,
que si otros han dejado
de publicar sus males,
llorando el mal estado a que han venido,
señora, no habrá sido
sino con mejoría
y alivio en su tormento;
mas ha venido en mí a ser lo que siento
de tal arte que ya en mi fantasía
no cabe, y así quedo
sufriendo aquello que decir no puedo.
5.
Si por ventura estiendo
alguna vez mis ojos
por el proceso luengo de mis daños,
con lo que me defiendo
de tan grandes enojos
solamente es, allí, con mis engaños;
mas vuestros desengaños
vencen mi desvarío
y apocan mis defensas,
sin yo poder dar otras recompensas
sino que, siendo vuestro más que mío,
quise perderme así
por vengarme de vos, señora, en mi.
6.
Canción, yo he dicho más que me mandaron
y menos que pensé;
no me pregunten más, que lo diré.
Vega, Garcilaso de la
1.
La soledad siguiendo,
rendido a mi fortuna,
me voy por los caminos que se ofrecen,
por ellos esparciendo
mis quejas d’una en una
al viento, que las lleva do perecen.
Pues todas no merecen
ser de vos escuchadas,
ni sola un hora oídas,
he lástima de que van perdidas
por donde suelen ir las remediadas;
a mí se han de tornar,
adonde para siempre habrán d’estar.
2.
Mas ¿qué haré, señora,
en tanta desventura?
¿A dónde iré si a vos no voy con ella?
¿De quién podré yo ahora
valerme en mi tristura
si en vos no halla abrigo mi querella?
Vos sola sois aquélla
con quien mi voluntad
recibe tal engaño
que, viéndoos holgar siempre con mi daño,
me quejo a vos como si en la verdad
vuestra condición fuerte
tuviese alguna cuenta con mi muerte.
3.
Los árboles presento,
entre las duras peñas,
por testigo de cuanto os he encubierto;
de lo que entre ellas cuento
podrán dar buenas señas,
si señas pueden dar del desconcierto.
Mas ¿quién tendrá concierto
en contar el dolor,
qu’es de orden enemigo?
No me den pena por lo que ora digo,
que ya no me refrenará el temor:
¡quién pudiese hartarse
de no esperar remedio y de quejarse!
4.
Mas esto me es vedado
con unas obras tales
con que nunca fue a nadie defendido,
que si otros han dejado
de publicar sus males,
llorando el mal estado a que han venido,
señora, no habrá sido
sino con mejoría
y alivio en su tormento;
mas ha venido en mí a ser lo que siento
de tal arte que ya en mi fantasía
no cabe, y así quedo
sufriendo aquello que decir no puedo.
5.
Si por ventura estiendo
alguna vez mis ojos
por el proceso luengo de mis daños,
con lo que me defiendo
de tan grandes enojos
solamente es, allí, con mis engaños;
mas vuestros desengaños
vencen mi desvarío
y apocan mis defensas,
sin yo poder dar otras recompensas
sino que, siendo vuestro más que mío,
quise perderme así
por vengarme de vos, señora, en mi.
6.
Canción, yo he dicho más que me mandaron
y menos que pensé;
no me pregunten más, que lo diré.
Vega, Garcilaso de la
"Pues bien, Joaquín hace ciencia aprovechando la energía de la poesía, o hace poesía aprovechando la energía del amor, o cuida la naturaleza aprovecha
En mi imaginario infantil –como en el de casi todos los niños- el bosque ocupa un lugar privilegiado. Es escenario de aventuras y está habitado por protagonistas de cuentos, esa estirpe maravillosa de la que todos los afortunados descendemos . ¿Quién no habría querido vivir como Mowgli en la selva, que como todo el mundo sabe, es un bosque que no ha ido todavía a la escuela?¿Quién no se ha estremecido al leer en un mapa “La Selva negra”? ¡No es concebible oscuridad más grande!. Después, en mi caso, a ese repertorio legendario se han ido añadiendo otras imágenes de bosques. Proceden de la botánica, la estética, la agricultura, la historia, y también de mi experiencia de caminatas entre árboles o en busca de árboles. Heiddeger, uno de los grandes filósofos del siglo XX, escribió un importante libro titulado Holzwege, que significa “sendas que se pierden en un bosque”. Para él, era una metáfora de la vida humana. Nuestras vidas no son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir, sino caminos que se internan en el bosque. ¿Y qué encuentran allí? Depende de las personas. El bosque, como la vida, es un gran test de inteligencia.
Y ese test nos revela que el bosque ha sido víctima de la estupidez humana. Lo hemos quemado, arrancado, expoliado, despreciado, ensuciado. Lo hemos hecho víctima de nuestra codicia y también de nuestra pereza y de nuestra vulgaridad. Los antropólogos nos dicen que la brillante cultura de la Isla de Pascua desapareció porque sus habitantes destruyeron sus bosques y se extinguieron. Esto me anima a hacer un test de inteligencia de las sociedades que tendría una única pregunta: ¿Qué hace su cultura con los bosques? W.H.AUDEN entrevió esta posibilidad cuando escribió “Una sociedad no es mejor que sus bosques”. Me atrevo a decir más, acaso la forma de pensar, vivir, cuidar un bosque pueda servir como test de inteligencia individual. ¿Y usted que piensa, siente, hace con un bosque?
Todo lo anterior lo he explicado para poder hablar de Joaquín Araújo, que es lo que me interesa, porque tengo una deuda de admiración con él, y quiero pagarla. Mi admiración se debe a que para mí representa lo más valioso de la inteligencia humana. Me niego a admitir que ustedes piensen que exagero. Nuestra inteligencia es a la vez científica, poética, práctica, soñadora, contemplativa, activa, protectora de lo valioso. Ante ella, la realidad es un permanente estallido de sugerencias maravillosas y también, por desgracia, de tentaciones. En este libro, Joaquín nos presenta un bosque compuesto de árboles, y un bosque compuesto de palabras. Un bosque real y un bosque simbólico, que no es más que la culminación humana de lo real. Nos enseña a mirar, a sentir, a comprender y a expresar. Nos contagia sus entusiasmos, que es la mayor demostración posible de generosidad. Es un demoledor amable y contundente de la estulticia. ¿Y que es la estulticia? Se lo contaré con un ejemplo. La sabiduría oriental dice: “Cuando el sabio señala la luna, el imbécil mira al dedo”. Voy a corregir el proverbio. “Cuando el sabio señala a un bosque, el imbécil mira el infiernillo de sus pasiones: la codicia, la pereza, la irresponsabilidad, o la soberbia de la ignorancia.
Al terminar el prólogo a este libro bellísimo, me asalta una alegre duda. No sé si les invito a leer un libro de poesía, un libro de ciencia, o un libro de ética. Joaquin Araujo ha introducido en el mundo del libro una maravilla del mundo de la agricultura: la hibridación creadora. Un cerezo injertado en un tronco de membrillo produce cerezas aprovechando la energía del membrillo. Pues bien, Joaquín hace ciencia aprovechando la energía de la poesía, o hace poesía aprovechando la energía del amor, o cuida la naturaleza aprovechando todos sus amores. A partir de este momento tengo un motivo justificado de orgullo. Puedo decir: Yo prologué un libro de Joaquín Araújo.
Jose Antonio Marina prologa el nuevo libro de Joaquín Araújo “Árbol” (Editorial Gadir)
http://www.joaquinaraujo.com/jam.htm
Y ese test nos revela que el bosque ha sido víctima de la estupidez humana. Lo hemos quemado, arrancado, expoliado, despreciado, ensuciado. Lo hemos hecho víctima de nuestra codicia y también de nuestra pereza y de nuestra vulgaridad. Los antropólogos nos dicen que la brillante cultura de la Isla de Pascua desapareció porque sus habitantes destruyeron sus bosques y se extinguieron. Esto me anima a hacer un test de inteligencia de las sociedades que tendría una única pregunta: ¿Qué hace su cultura con los bosques? W.H.AUDEN entrevió esta posibilidad cuando escribió “Una sociedad no es mejor que sus bosques”. Me atrevo a decir más, acaso la forma de pensar, vivir, cuidar un bosque pueda servir como test de inteligencia individual. ¿Y usted que piensa, siente, hace con un bosque?
Todo lo anterior lo he explicado para poder hablar de Joaquín Araújo, que es lo que me interesa, porque tengo una deuda de admiración con él, y quiero pagarla. Mi admiración se debe a que para mí representa lo más valioso de la inteligencia humana. Me niego a admitir que ustedes piensen que exagero. Nuestra inteligencia es a la vez científica, poética, práctica, soñadora, contemplativa, activa, protectora de lo valioso. Ante ella, la realidad es un permanente estallido de sugerencias maravillosas y también, por desgracia, de tentaciones. En este libro, Joaquín nos presenta un bosque compuesto de árboles, y un bosque compuesto de palabras. Un bosque real y un bosque simbólico, que no es más que la culminación humana de lo real. Nos enseña a mirar, a sentir, a comprender y a expresar. Nos contagia sus entusiasmos, que es la mayor demostración posible de generosidad. Es un demoledor amable y contundente de la estulticia. ¿Y que es la estulticia? Se lo contaré con un ejemplo. La sabiduría oriental dice: “Cuando el sabio señala la luna, el imbécil mira al dedo”. Voy a corregir el proverbio. “Cuando el sabio señala a un bosque, el imbécil mira el infiernillo de sus pasiones: la codicia, la pereza, la irresponsabilidad, o la soberbia de la ignorancia.
Al terminar el prólogo a este libro bellísimo, me asalta una alegre duda. No sé si les invito a leer un libro de poesía, un libro de ciencia, o un libro de ética. Joaquin Araujo ha introducido en el mundo del libro una maravilla del mundo de la agricultura: la hibridación creadora. Un cerezo injertado en un tronco de membrillo produce cerezas aprovechando la energía del membrillo. Pues bien, Joaquín hace ciencia aprovechando la energía de la poesía, o hace poesía aprovechando la energía del amor, o cuida la naturaleza aprovechando todos sus amores. A partir de este momento tengo un motivo justificado de orgullo. Puedo decir: Yo prologué un libro de Joaquín Araújo.
Jose Antonio Marina prologa el nuevo libro de Joaquín Araújo “Árbol” (Editorial Gadir)
http://www.joaquinaraujo.com/jam.htm
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